Tierra negra,
como fondo abisal.
Sofocas en tus entrañas
el grito mudo del destino.
Manchas las caras inocentes
de quienes se alojaron
en tu amplio regazo.
Llenas sus uñas, astillándolas,
laceras los dedos delicados.
Escondes en tus oquedades
los procesos prohibidos de la muerte.
Haces brotar de ellos vida nueva,
brazos alados, de verdes irisados
que miran ciegos al sol,
sacrificando su esencia
y redimiéndote de toda culpa.
bellísimo Maribel. Me encantan tus poesías. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias Amparo Muñoz. Un saludo.
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