Tristemente relegado
por el tiempo y la memoria,
escondido en un armario
duerme el reloj de antaño.
Tañía sus finas cuerdas
emitiendo tal sonido,
que hoy, mi mente se impregna
de la infancia y de sus ritos.
Recuerdo haberlo atrasado
para engañar a la vida
y haber descubierto tarde
que esas tretas no valían.
A media noche sonaba,
entre sueños lo sentía
acompañando mis miedos
meciendo mi valentía.
Reloj que fuiste testigo
del amanecer de mi alma,
de tantas tribulaciones,
de huracanes y de calma.
Desde tu oscuro destino
ven a despertarme al alba,
para que siga luchando,
para que no olvide nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario