domingo, 18 de agosto de 2013

Diosa

                                             


A veces, evoco aquellos tiempos
en que tu pasión
daba forma a mi entendimiento.

Diosa,
elevada a los altares 
de la lujuria y el amor,
trepaba como una lagartija
por tus mundos secretos.

Me transformaba en leona,
hambrienta, dispuesta a devorar
sin ambages la presa rendida,
que acabaría engulléndome.

Bilocada,
yo en mi, a la vez que en ti,
me entregaba a la perdición
de tus manos, que me llevaron
a remotos gaudeamus. 

A veces, pienso 
en lo fácil que fue rendir el alma,
y lo difícil que resultó
recoger los pedazos.







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