Juez y verdugo de mi alma
aprieta sus sogas la conciencia,
lacerando sin tregua,
macerando la herida.
Culpa atroz.
Bajaré a los infiernos
buscando látigo que me azote,
que arranque mi piel a tiras.
Dolor que atraviesa mi mente,
escarpias clavadas
en mi corazón sangrante,
cercano a la agonía.
Vete, recuerdo del pasado
a tu fría tumba afincada en el presente.
No tortures mas mi raida existencia,
que necesito mi firmeza para subyugarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario