martes, 24 de septiembre de 2013

Muñeca rota










El viento te proclama
y al escuchar tu nombre
mi mente no se exalta apasionada,
el corazón no altera su latido,
un tibio silencio te acompaña.
Un alma de muñeca rota
es todo lo que queda de aquel tiempo maldito.
Busco en mi interior y ya no llego a ti,
sólo a una fina lluvia de ahogados sentimientos.
Tal vez hubo un amor, tal vez,
y la pasión colmó mi vida, 
haciendo de mí una estrella
que refulgía en la noche.
Tu marcha, 
apagó ese fuego en que mi cuerpo ardía,
y el tiempo, 
reconstruirá las ruinas que dejaste a tu paso.
Ya no recuerdo tu cara luminosa 
ni aquellos ojos que fundían mi cuerpo.
El olvido venció al dolor 
y prevalece la paz,
cómo en la muerte dulce de las rosas.




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