pugna por salir la angustia
y no puedo
no me deja la garganta
gritar lo gris que me siento.
Y esta falta de pigmento,
de verdadera ilusión,
colisiona con los ocres y amarillos
con los rojos implacables
del otoño que se adueña
de la tierra en la que vivo.
Siento envidia
de algunos amaneceres
y de las puestas de sol
porque tienen el color
que no hallo dentro de mí.
Quizás después de la lluvia
que todo limpia y renueva,
por un brillante arco iris
pueda mudar mi tristeza
y tornarme un ser de luz
que flote en un mar de calma.
Imagen Viñas de otoño 2 de Jaime Mira Ripollés
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