vuelan firmes, levantiscas,
robando mi corazón,
licuado por tu presencia.
La traslúcida belleza
de esos ojos delicados
de exquisita filigrana,
prende flamas de pasión
en este cansado cuerpo
que se obceca en adorar
tu detalle más pequeño.
Y entre mis manos, las tuyas,
son un bien que atesorar,
la más graciosa fortuna
que ha guardado esta alacena.
Me puede la tentación
de acariciar más allá
y fundimos nuestros labios
en la antesala del culmen
del amor más desbocado.
Poseídos, entregados,
aleteas desbordado
y mi cuerpo
áspid de escamas doradas,
se extingue atada a tus brazos
derrotada de placer.
Imagen Gaviotas de Soriano