el eco de tu voz no llegará hasta mí
porque la pesadumbre
ha cubierto de una escamosa pátina
todo lo que me rodea,
dejando nuestra casa de un color extraño.
Mis gatos no miran hacia afuera,
miran a su interior,
la sola visión del mundo en el que están inmersos
les provoca desgana,
una mansedumbre triste
que los hace vagar por los rincones
siguiendo mis pasos de flor marchita.
El reloj de cuco
que tú me regalaste
ya no ha vuelto ha sonar,
no se atreve a salir de la paz de su mazmorra
no fuera que la pena que me azota
se le impregne también
y su cantar no sea más que mi lamento.
He dejado de encender las velas de jazmín
que acompañaron entre risas y besos
los atardeceres de amor y de poemas,
su olor, tan asociado a ti,
me recuerda al dolor de tu abandono,
a las hojas arrancadas del libro de mi vida.
Imagen Gato triste con cara de mujer Lorenzo Goñi